Por: Alberto Serna

La historia de Irvin Ramírez Rodríguez, no es como la de cualquier futbolista que consigue sus sueños, está llena de aventuras, sacrificio y esperanza.

Nacido en Ciudad Victoria, Irvin encontró el amor por el fútbol cuando vio a su tío en el sector profesional, ahí a los cuatros años de edad decidió buscar su sueño, convertirse en futbolista.

“Mi interés por el fútbol nació de pequeño dado al caso que mi tío Eduardo Rodríguez jugó profesional en el Correcaminos y varios equipos de primera como el Monarcas Morelia”, menciona.

Fue entonces cuando su padre lo inscribió en un equipo de fútbol, y ahí comenzó el amor de Irvin por el deporte más popular del mundo.

“Mi primer equipo fue Búhos FC de Ciudad Victoria en el campo pequeño ubicado en la unidad deportiva del estadio Marte”, indica.

Y agrega; “Al acompañar a mi tío Eduardo en los partidos y entrar al campo con él creo que nació mi inspiración de perseguir esta profesión”.

Sin embargo, la vida le tenía preparado un rumbo diferente a Irvin, pues su padre emigró a los Estados Unidos, un año después, toda la familia llegó a Houston, Texas.

Pero esto no quitó el sueño de Irvin de su mente, su objetivo era firme y cada vez mayor, el ser futbolista estaba en su sangre.

“A las 13 años entre a un campamento para el club Dynamo de Houston. La visoria era de 3 días y tenía al rededor de 200 participantes, variaba las edades. De esos participantes yo quedé entre los 3 que escogieron para formar parte de las fuerzas básicas del equipo”, comentó.

“Antes del Dynamo jugué para un equipo llamado Houstonians FC al cual le debo mucho por mi formación como jugador. Ahí tuve la oportunidad de tener a un entrenador llamado Dennis Lewis el cual ya es considerado parte de mi familia”.

Fue precisamente Dennis quien llevó a Irvin al Dynamo de Houston, para que iniciara su formación en el fútbol profesional.

“En Dynamo pase mayor parte de mis años futbolísticos, desde la sub 14 hasta el primer equipo. Pase por todas las edades, cumplí mis requisitos de terminar la escuela y tomé 2 años de universidad antes de regresar con el primer equipo”, indica.

El fútbol estadounidense le abrió las puertas al torneo de fuerzas básicas de la MLS en donde tuvo la oportunidad de ser visoreado por otros equipos.

“El torneo de las fuerzas básicas de la MLS es el que recuerdo más porque fue en el que participé desde la sub 16 hasta la sub 18, jugué 4 torneos completos acumulando minutos y goles. Entre ese torneo participábamos en otro torneo llamado Dallas Cup cual es un torneo internacional.

Llegamos a la final en el 2013 venciendo a equipos de Inglaterra, Arabia Saudita y de Estados Unidos pero perdimos la final 2-1 contra Suecia”.

Ahí la Universidad de High Point de California del Norte lo invitó a integrarse a su equipo, en donde tuvo la oportunidad de llegar a la NCAA.

Ahí su desarrollo futbolístico lo llevó a ser invitado a Europa a probar suerte con el Mónaco de Francia.

“Mi viaje a Europa fue como un sueño, tuve un proceso de 6 meses entrenando y preparándome mientras esperaba una invitación de un equipo. En ese tiempo el representante Mohamed Kallon era quien me brindó la oportunidad para ir a jugar a otro país.

Cuando me enteré que Mónaco estaba interesado en realizarme la prueba, sentí muy bonito porque sabía que por fin las cosechas estaban dando sus frutos en mi vida gracias a todo el apoyo de mi familia. Llegué a Mónaco en febrero del 2016 y tuve la oportunidad de estar entrenando con jugadores top del mundo, como Fabio Coentraho, Moutinho y entre ellos Kylian Mbappé”, relata.

Y agrega; “Estuve en Mónaco, FC Ashdod y Dila Gori FC. Mi llegada a Israel fue después de estar con el Mónaco. Mi representante me avisó que el club FC Ashdod estaba interesado”, menciona.

Sin embargo estando, en Europa, una lesión terminó enviando a Irvin a Mexico, pues el haber estado como ilegal en Estados Unidos ya no le permitió regresar a dicho país.

“Mi llegada a México fue un poco inesperada, vine aquí por una lesión de pubitis dado de una sobrecarga en la ingle. Ya no tenía contrato o equipo en Europa después de estar parado más de un mes por la lesión, así que decidí venir a México para ver qué serio era lo de mi lesión”.

Sin embargo, esto no truncó su sueño, y su calidad lo llevó a la segunda división con el equipo de Satélites de Tulancingo.

“Mi paso por Satélites de segunda división fue una experiencia buena ya que nunca había jugado aquí en Mexico. Tenía que adaptarme al juego, los golpes y las canchas pero poco a poco me adapté y ahora me siento con suficiente experiencia para seguir jugando”.

De ahí llegó a Correcaminos, equipo con en el que espera pronto hacer cosas importantes y llegar al primer equipo.

“En Correcaminos me siento muy bien, tranquilo y listo para esta nueva etapa futbolística. Voy a dar mi mejor esfuerzo para poner mi granito de arena en el equipo”.

“Mi meta en el fútbol es llegar a portar la camiseta de la selección nacional. Siempre ha sido un sueño mío ir a jugar a Houston en frente de mi familia/amigos portando los colores del tri ya que desde pequeño iba a los partidos con mi papá en el estadio NRG”.

Para Irvin el estar lejos de su familia ha sido un verdadero sacrifico, sin embargo, espera pronto reunirse con ellos.

“Mi familia es mi todo, si no fuera por ellos yo no estuviera aquí ahorita jugando fútbol. Mis papás me han apoyado al 100% desde que puedo recordar.

Mi papá siempre se encarga de cualquier tema económico y mi madre con su tiempo para llevar y traerme de todos mis entrenamientos/partidos desde que empecé a jugar fútbol. Por eso el día que llegue a cumplir mi sueño primero Dios, será por el apoyo incondicional que me ha brindado mi familia”.

“Ha sido difícil estar lejos de ellos, estoy acostumbrado ha vivir solo y viajar, pero siempre los extraño. No pasa un momento que no quisiera estar con mis padres y hermanas. Yo entiendo que este es mi sacrificio, estar lejos de ellos, pero un día tendrá su recompensa”, finalizó.