Por María H. García. Corresponsal

Washington, 20 Ago (Notimex).- La utilización de equipo pesado y pertrechos militares por parte de los efectivos de la policía para controlar las protestas tras la muerte del afroamericano Michel Brown en Ferguson, Missouri, renovó el debate nacional por el uso excesivo de la fuerza.

El despliegue en Ferguson de tanques de guerra, vehículos antiminas y oficiales en uniformes de combate portando, rifles de asalto y máscaras anti gas, ha sido visto por expertos en el control de multitudes como una “provocación” a los manifestantes.

Las calles de Ferguson, una ciudad en el área metropolitana de la capital Saint Louis, en el medio oeste de Estados Unidos, con una población de poco más de 20 mil habitantes, reviven las escenas de guerra en Irak o Afganistán.

Las manifestaciones de protesta se tornaron violentas con acciones de vandalismo el domingo 10 de agosto, un día después de la muerte de Brown a manos del oficial blanco Darren Wilson.

El llamado programa 1033 aprobado por el Congreso desde 1991, permite al Departamento de Defensa transferir “exceso” de propiedad militar a las policías locales, como ametralladoras, rifles de asalto, aeronaves y vehículos armados incluyendo camiones antiminas de 30 toneladas que han levantado una controversia a nivel nacional.

Sin embargo, el condado de Saint Louis al que pertenece Ferguson, ha sido beneficiado por el Pentágono con sólo una parte del equipo militar con el que cuenta.

Un reporte del diario The New York Times con información del Departamento de Defensa, indica que esa municipalidad recibió 12 rifles de asalto, seis pistolas, tres helicópteros y dos piezas de visión nocturna.

Tras los ataques del 11-S los departamentos de Seguridad Interna (HSD) y de Justicia otorgaron fondos para la compra de armas y equipo a las policías metropolitanas, luego de que el gobierno federal declaró que los departamentos de policía locales estaban en la línea frontal en la lucha contra el terrorismo global.

El HSD financió el camión para respuesta de contraataque armado con ingeniería balística (Bearcat) con un costo de 360 mil dólares que patrulla las calles de Ferguson durante la manifestaciones.

El Sistema Regional del Área de Saint Louis, que administra los subsidios federales para la compra de armamento y municiones en ese condado, desde 2003 ha gastado 9.4 millones de dólares en la compra de helicópteros, vehículos con equipo de visión nocturna y la mayoría de fatigas militares que usa la policía local.

Un reporte del Departamento de Justicia indica que la dependencia ha subsidiado la compra de gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a las multitudes de casi 400 policías locales y más de 100 agencias estatales.

Las tácticas utilizadas por la policía de Ferguson para dispersar a las multitudes que incluyen el disparo de gas lacrimógeno, balas de goma y armas acústicas que causan dolor en el oído, han suscitado también un debate nacional.

Asimismo, el aparatoso despliegue militar en Ferguson ha sido criticado por la prensa nacional y ha despertado llamados para la desmilitarización de la policías locales por parte de políticos o largo del espectro político.

El presidente Barack Obama al abordar el malestar civil y la respuesta represiva de las fuerzas de seguridad en Ferguson, dijo percibir un posible interés bipartidista para reexaminar el programa de envío de equipo militar a las corporaciones policíacas en el país.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel recibió información sobre la trasferencia de pertrechos militares a las policías, la víspera.

Sin embargo, el presidente como jefe de las fuerzas armadas aún no ordena una revisión oficial del programa.

ejb