Ciudad del Vaticano, 2 Abr (Notimex).- El Papa Francisco anunció hoy que pronto visitará Colombia y advirtió que el proceso de paz en esa nación debe restaurar la dignidad de las víctimas, reconocer su dolor y repararles el daño sufrido.

El anuncio fue hecho en una carta fechada el pasado 31 de marzo, firmada a nombre del pontífice por el secretario de Estado Pietro Parolin, dirigida a Luis Castro Quiroga, arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal colombiana.

“La construcción de la paz es un proceso complejo, que no se agota en espacios o en planes de corta duración. El Papa manifiesta gran afecto, cercanía y solidaridad, a quienes han padecido las consecuencias del conflicto armado en todas sus expresiones”, indicó.

“Se ha de seguir adelante animando su compromiso con los desplazados, con los sobrevivientes de las minas antipersona, con quienes han sufrido el despojo de sus bienes, con los secuestrados, con todas las personas que han padecido en diversas formas, y también con las víctimas de décadas de injusticia, inequidad y marginación”, agregó.

El texto recordó que el pontífice ha visitado en diversas ocasiones Colombia, admira la alegría y la laboriosidad de sus habitantes, además de que está consciente de la “importancia crucial” del momento presente en el cual están buscando construir una sociedad más justa y fraterna.

Con esas palabras se refirió a las negociaciones de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que comenzaron en 2012 y que afrontan un impasse desde diciembre de 2014.

En su carta el pontífice instó a toda la Iglesia colombiana a no perder el ánimo y la esperanza ante las dificultades, y a seguir trabajando por la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

Urgió a asumir el riesgo de convertir toda la Iglesia, cada parroquia y cada institución, en un “hospital de campo”; en un lugar seguro en el que se puedan reencontrar quienes experimentaron las atrocidades y quienes “actuaron desde la orilla de la violencia”.

“Que en la Iglesia todos hallen sanación y oportunidades para recuperar la dignidad perdida o arrebatada. Que allí se haga posible el arrepentimiento, el perdón y la decisión de no reproducir nuevamente la cadena de la violencia”, solicitó.

“Que aquellos que actuaron desde la violencia, allí puedan reconocer las dolorosas consecuencias de sus acciones, con las cuales no solamente han hecho daño a las víctimas, sino que han herido asimismo su propia dignidad humana”, añadió.

Insistió que ese “hospital” incluya las “periferias de dolor”, que atienda el resentimiento y el odio que se generan en todos los conflictos, desde los familiares hasta los de mayor envergadura.

Llamó a todos los católicos a seguir trabajando en favor de la justicia, de la fraternidad, de la solidaridad, del diálogo y del entendimiento, que son fundamentos de la construcción de una sociedad renovada.

“Hay que forjar la paz desde quienes viven la marginalidad y la pobreza extrema, desde quienes no son incluidos en la sociedad”, afirmó.

“Edificar una paz estable y duradera significa también trabajar por unas sanas relaciones en las familias, afectadas hoy por preocupantes situaciones de violencia para que, trasformadas por la fuerza del evangelio, sean semilla y escuela di una cultura de paz y de reconciliación”, estableció.