La designación como cardenal del obispo mexicano Alberto Suárez Inda, proveniente de una arquidiócesis que nunca antes había tenido un purpurado, ha sido una de las sorpresas en la lista de los futuros “príncipes de la Iglesia” anunciada este domingo por el Papa.

Al finalizar la bendición dominical con el Angelus, asomado a su estudio personal en el Palacio Apostólico y ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, Francisco dio a conocer los nombres de los 20 cardenales que él mismo consagrará el 14 de febrero próximo.

Unos 15 son purpurados “electores” por tener menos de 80 años y por ello están habilitados para ingresar a un Cónclave para elegir a un futuro Papa. Entre ellos fue incluido Suárez Inda, no obstante ya lleva casi un año que presentó su renuncia obligatoria al puesto de arzobispo de Morelia, en Michoacán.

Nacido en Celaya (Guanajuato), el 30 de enero de 1939, el mismo día de 2014 envió al Vaticano su dimisión al alcanzar el límite de edad para la jubilación obligatoria de los obispos, establecida en 75 años por la ley fundamental de la Iglesia católica, el Código del Derecho Canónico.

Eso no pareció importarle al Papa que en lugar de aceptarle la renuncia lo eligió sorpresivamente como nuevo cardenal, en un gesto de cercanía no sólo con México sino también con una zona del país golpeada por la violencia.

La elección del arzobispo de Morelia es ya una sorpresa en sí, considerando que la arquidiócesis mexicana de Monterrey era históricamente cardenalicia y el Papa podía haber elegido a su pastor, Rogelio Cabrera López, como purpurado.

A esta decisión imprevista se suman otras sorpresas entre los nuevos cardenales de Francisco, como explicó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.