Ante las dificultades que el Gobierno de Estados Unidos, a cargo del presidente xenófobo Donald Trump, ha venido presentado contra la Agenda Migrante de México y Tamaulipas, debemos pasar a una segunda etapa de atención del problema.

Segunda etapa que dé prioridad a la reinserción del migrante deportado, y no sólo la buena recepción. Como se hace hasta ahora. Obviamente respetando las actuales acciones que muy acertadamente atiende el Estado por medio del Instituto Tamaulipeco para el Migrante (ITM).

Se deben promover políticas públicas que den prioridad a las políticas de reinserción del deportado, con proyectos productivos con autoempleos, pasando a un segundo plano, sin dejar de atender, a la problemática de atencion de transmigrantes, deportados mexicanos y repatriados centroamericanos.

¿Como se aterrizan estas políticas requeridas?

Primero que nada, requerimos un cambio de canal. El Instituto del Migrante por ahora atiende en forma reactiva a los deportados dando aun estos, salvoconducto, pasaje de bus subsidiado, hospedaje y alimentos: cama si se atraviesa la noche en casas del migrante religiosas.

Nadie, por ahora, atiende la Reinserción del migrante deportado o repatriado, incluso del migrante con antecedentes penales. Acción que resuelva de inmediato las prontas necesidades, por ejemplo: de vivienda, vestido, alumentación, salud, educación y trabajo.

Una prioridad sería que se dispongan de programas que asesoren o motiven acciones de emprendimiento, de autoempleo. No sólo que generen ingresos propios por medio de micronegocios o de actividades manuales productivas. Adicionalmente deben generar empleos directos e indirectos.

Acciones con sinergias productivas. Esta es la verdadera esencia de una Política Positivista de Reinserción y de Resiliencia.

El programa de apoyo al migrante 3×1 de la SEDESOL, se volvió más bien un programa que sustituye parte de las responsabilidades de los municipios pobres, apoyando a través los envíos de aportaciones de cada peso por los clubes de migrantes, junto los apoyos de un peso por el Municipio, un peso del Estado y otro peso de la Federación, para hacer obras comunitarias y no productivas.

Un aspecto importante que debemos tomar en cuenta, como punto de partida para diseñar una política sería de Reinserción social y laboral del migrante deportado, es definir la postura del propio deportado, no sólo suponer de parte de los gobiernos lo que se cree sean sus gustos y prioridades.

A esto se le llama la «teoría de autogestión», autónoma y respetable, la postura del propio migrante deportado. Posterior sería una política de «cogestión», donde se involucra voluntariamente el apoyo de instituciones públicas y civiles, no gubernamentales. Así se diseña el codesarrollo sustentable.

Una postura teórica seria, la presenta por ejemplo, la llamada «Nueva Economía de la Migración Laboral» (NEML), la cual supone que, si bien no se trata de un fracaso de los individuos que tomaron la decisión de migrar, ni de una falla en el cálculo realizado sobre su capital humano, el «retorno voluntario o involuntario» se explica, por el contrario, como la conclusión de las metas económicas que el migrante -conjuntamente con los demás miembros de su familia- había construido y valorado en el momento en el que se tomó la decisión de la emigración de uno los miembros de la familia.

El investigador Stark, considera que, el retorno es justamente un resultado natural del cálculo realizado al emprender el desplazamiento, lo que implica un resultado exitoso de su proyecto; es decir, supone que la conclusión del proceso indica que el migrante por un lado, ha realizado ahorros, y por el otro, que ha enviado recursos a su familia en el transcurso de su estancia migratoria.

Los dos aspectos anteriores, contribuyen tanto a diversificar las fuentes de ingreso del hogar, como a inyectar dinamismo en la economía local del país de origen y de destino.

En esa línea de reflexión, Taylor sugiere que, al retorno no sólo se han consumado las metas del migrante y su familia, sino que este individuo que toma la decisión de regresar ha adquirido habilidades y conocimiento
que puede potenciar en su lugar de nueva inserción y tal consideración podría aumentar las probabilidades del retorno mismo.

Un ejemplo exitoso de políticas de retorno y reinserción desde las Organizaciones de la Sociedad Civil, se cita por la Fundación Mexicanos y Americanos Todos Trabajando (MATT), dirigida por Aracely Garcia-Granados, la cual señala que es urgente que el gobierno mexicano, las organizaciones de la sociedad civil y la iniciativa privada colaboren conjuntamente para generar espacios laborales y medidas que faciliten el retorno y la reinserción de los migrantes.

García-Granados explica que la fundación se coordina en Estados Unidos con las autoridades locales y federales para atender a los migrantes y proponer programas y políticas públicas que beneficien a esta población.

En México trabajamos con la población migrante en retorno con la idea de que encuentren oportunidades de integración laboral en sus zonas de origen.

Nuestro interés es que tanto el gobierno mexicano como la iniciativa privada reconozcan el expertise y las competencias laborales que han adquirido los migrantes en retorno durante su estancia en Estados Unidos y, con base en ello, puedan incorporarse a la fuerza laboral en México dentro de la iniciativa privada.

En suma, buscamos que el talento que regresa a México cuente con opciones laborales bien remuneradas y contribuya a detonar el desarrollo regional.

De eso se trata nuestro programa Yo soy México , a través del cual hemos atendido a 200,000 migrantes en repatriación, 60,000 de los cuales hemos logrado poner en contacto con los empleadores adecuados en su lugar de origen, gracias a trabajo de vinculación.

El 50% de los migrantes regresan a México por su propia voluntad, por nostalgia, y en algunos casos, traen consigo ahorros destinados a invertir en sus localidades de origen, pero en muchos casos no encuentran apoyo por parte de las autoridades que los acerque a los programas institucionales.

Entre el 2005 y el 2016, regresaron a México alrededor de 1 millón 400 mil personas.

Entre los migrantes en retorno 22% mostró interés en que se le apoyara para conseguir trabajo en México o iniciar su propio negocio.

Respecto a las políticas de migración en retorno, advierte: El problema que nosotros observamos es que el gobierno mexicano ha disminuido sensiblemente los recursos para ello en el 2017.

En el Presupuesto de Egresos de la Federación, el rubro 23 destinado al apoyo de los mexicanos que desean regresar carece de presupuesto asignado. Los migrantes en retorno son prácticamente invisibles para el gobierno federal.

Por último, existe por parte del Estado mexicano, un estudio serio que se puede rescatar, sobre la política de retorno y reinserción aquí propuesta para diseñar en Tamaulipas.

(…) En el marco del Proyecto de Fortalecimiento del Diálogo y la Cooperación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe (UE-ALC), y en coordinación con la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), la Unidad de Política Migratoria de la Secretaria de Gobernación, impulsó el estudio “Migración y empleo. Reinserción de los migrantes de retorno al mercado laboral nacional mexicano”.

El estudio aporta elementos para el diseño de intervenciones públicas para promover el aprovechamiento de las habilidades y competencias de los migrantes de retorno. Los resultados de la investigación se encuentran en LÍNEA (…)