El pasado domingo la elección francesa mostró un abanico muy amplio de opciones de acuerdo a su tradición democrática y republicana que arranca desde la convención de la Revolución Francesa hasta la formación de la actual V República, cuyo logro fue posible por la convergencia en 1958 de amplias corrientes de opinión que se coaligaron en torno al Gral. Charles De Gaulle, al cual considero uno de los pocos estadistas del siglo XX, pues no solo conformó el orden interno, sino introdujo la idea de la Europa Europea, antecedente de la Unión que hoy agrupa a las naciones de ese continente.

En esas elecciones de acuerdo a un excelente esquema de Le Fígaro coincidieron cuatro posturas: El intervencionismo estatal unido a un soberanismo nacionalista. En la cual estuvieron encuadrados Marine Le Pen con un enfoque de ultraderecha y Jean Luc Mélenchon, un trozkista de izquierda pro estatal, coincidiendo ambos en las siguientes propuestas: expropiación bancaria y salida de la OTAN. Aunque para Marine se incluye también la ruptura con la Unión Europea.

En este punto Le Pen será la abanderada de esta postura para la segunda vuelta electoral del 7 de mayo y es por tanto motivo de preocupación creciente para toda Europa, pues tan solo en la industria automotriz podría derivar a un proteccionismo creciente que de inmediato afectaría a España, sede fabril de Renault y Citroen. Además de que podría crear un bloque junto con Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia que se tornaría en extremo peligroso para todas las economía y la paz mundial.

Del lado opuesto está Emmanuel Macron con una postura internacionalista propia de la globalidad y dentro de la tradición Neoliberal. Su propuesta es lo contrario de Le Pen y consiste en bajar los impuestos, federalizar Europa, y promover un sistema de multiculturalismo. La idea de Macron es evitar la polarización de extrema izquierda y derecha, por una visión de centro con la cual pueda dirigir al país a partir de un amplio proceso de consultas y construcción de consensos, lo cual le ha valido hasta el momento la posibilidad de que tanto el partido socialista -hoy en el poder- como el conservador Francois Fillon se hayan adherido a esta candidatura, muy a su pesar, pero es cierto también que la capacidad de Macron les ha abierto la puerta a la negociación y esta será la otra postura que se enfrentará para la segunda vuelta.

Las ideas de Fillon, un empresario reconocido que falló por sus escándalos financieros, coincide con la corriente neoliberal con Macron y es también reconocido su nacionalismo soberanista, con salida de la Unión Europea e identidad nacional, pero no tan radical al punto que lo sostiene Le Pen. Finalmente el gran derrotado que es el partido socialista con su candidato Hamon cuyo programa esbozó una idea de alianza con los sindicatos para prohibir los despidos, reducir la jornada de trabajo, sostener una postura a favor de los inmigrantes y mantenerse dentro de la Unión Europea.

La suerte está echada, pero la intención no solo es que gane Macron, es hundir a la derecha radical, porque al parecer la mayoría de los franceses rechaza por tradición esta postura, pues si ganara por un margen estrecho habría que negociar con Le Pen posiciones y la gestión terminaría en un conflicto de larga duración durante su régimen. A su vez no descartemos que pueda ganar Le Pen, pues las posiciones iban en el sentido de que no llegaría a la segunda vuelta, pero llego. Pues no hay que confundir intención con hecho.

Sin embargo hay que reconocer hoy en día sobre qué principios se gana o pierde una elección en la democracia:

• La primera que el electorado sepa con certeza qué está en juego, y entre qué intereses se mueven los bandos. Donde la idea central es si sobrevivirá la V República Francesa.

• Qué tanto hay una mínima correspondencia entre la oferta política con la capacidad institucional para cumplir con el programa. Pues el populismo que todo lo ofrece es la peor ruta pues lleva a la ruina y al desgaste de toda fuerza política.

• Cómo negociar alianzas realistas e imaginativas que agrupen los puntos coincidentes entre propuestas, partidos y figuras.

• No olvidar que habrá que también construir una mayoría parlamentaria, pues Francia tiene primer ministro y de ahí saldrá la nueva composición y las corrientes mayoritarias que orientaran la gestión.

Estas lecciones debiéramos de aprenderlas para madurar y dejemos atrás a todos los políticos por accidente y la Política vuelva a ser como dice mi maestro el Dr. Luis Aguilar, “una ciencia de responsabilidades”.