FAMILIAS ROTAS Y DERECHOS HUMANOS EN ENTREDICHO: Las amenazas del gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) para devolver a México todos los migrantes centroamericanos ilegales, iniciaron a partir del 17 de abril de 2019, y hasta fines de agosto ya se registraban 43 mil migrantes centroamericanos retornados a México, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), la Agencia norteamericana ICE y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (Customs and Border Protection, CBP).

Estos 43 mil retornados se distribuyeron a través de los pasos del Chaparral en Tijuana; la Garita de Mexicali; el paso de Reforma en Ciudad Juárez y el Puente Juárez-Lincoln de Nuevo Laredo. En ese mismo periodo, la repatriación (deportación) de mexicanos desde EE.UU. fue de 17 mil en junio, 16 mil en julio y 18 mil en agosto por zonas como El Chaparral, en Baja California; paso del Norte, Chihuahua; Juárez Lincoln (N. Laredo) y Matamoros, en Tamaulipas.

Para buscar disminuir los crecientes éxodos de transmigrantes centroamericanos, México desplegó más de 25 mil 451 elementos de la Guardia Nacional, apoyando al programa de contención en las fronteras norte y sur del país. Desde abril, México acordó reforzar su frontera sur y ampliar el Programa Protocolos de Protección a Migrantes (TPP, por sus siglas en inglés), que permite a EE.UU. enviar migrantes a territorio mexicano mientras tramitan sus solicitudes de asilo. Una especie de Tercer País Seguro (TPS).

La problemática de Tamaulipas, se hace evidente al contabilizar cerca de 10 mil centroamericanos retornados, por medio de la frontera de Tamaulipas. Se suman más de 5 mil migrantes centroamericanos que van en tránsito. Significa que en el estado se tienen más de 15 mil centroamericanos en espera de cruce ilegal o en espera de la respuesta de asilo político en EE.UU. Estas cifras se agregan a los migrantes mexicanos que retornan a México por Tamaulipas de forma voluntaria, más los que son forzados a regresar al ser deportados o repatriados.

Cifras conservadoras estiman que cada mes regresan por Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, un promedio de 10 mil migrantes mexicanos. En Tamaulipas estos deportados son apoyados por el Instituto Tamaulipeco para el Migrante (ITM), para su regreso a sus pueblos originarios, mediante un pago de transporte rumbo a Monterrey, alimentación, ropa y una noche para pernoctar en casas de migrantes. Además, se les proporcionan salvoconductos de identificación.

El panorama anterior, permite observar que este complejo fenómeno migratorio bipolar, mezclado por transmigrantes centroamericanos y repatriados mexicanos a través de las frágiles fronteras, tienen como consecuencia la separación de familias enteras, sea porque algunos descendientes ya cuentan con un estatus legal, o pertenecen a jóvenes ‘dreamers’, terminando con provocar un problema de ‘Familias Rotas’ y ‘pérdida de los Derechos Humanos de los migrantes’.

Este fenómeno se ve complicado al reconocer que cada día son mayores los grupos migratorios especiales, compuestos de ‘niños no acompañados’, mujeres solas, discapacitados, ancianos e integrantes de la comunidad LGTB migrante, con énfasis en la pérdida de sus derechos humanos.

EL CONTEXTO DE LAS ACTUALES POLÍTICAS MIGRATORIAS: El fenómeno migratorio está marcado por el cambio de política de la llamada “Cuarta Transformación” hacia los migrantes centroamericanos, debido por la presión del gobierno de Donald Trump, ante la latente amenaza de imponer un aumento de aranceles a los productos mexicanos. El giro brusco que pasó de las “puertas abiertas” a una nueva persecución de migrantes.

No es casual que el elemento que cruzó este cambio de la política federal, sea la amenaza arancelaria de Trump. Ello habla de la línea agresiva sobre lo que el gobierno estadounidense considera su patio trasero. Además, los resultados desastrosos de este sojuzgamiento son múltiples y ahí están las causas profundas de la migración. Hablamos de un fenómeno de carácter internacional que desde el sentido común corre el grave riesgo de engendrar puntos de vista xenófobos y antiinmigrantes.

El actual problema migratorio en la frontera contempla varios niveles, desde el hecho de que se enfrentara la repatriación y deportación de miles de mexicanos que de primera mano tienen que ser asistidos en la frontera. Ahora también, se combina un segundo fenómeno. La llegada de nuevas caravanas y grupos de migrantes centroamericanos y del Caribe que quedan estacionados en las fronteras. Por último, el hecho que la mayor parte de las grandes ciudades fronterizas son ya de por sí, focos de captación de migración interna que busca oportunidades de trabajo en el “paraíso maquilador”.

La oleada más reciente ha sido alimentada en mayor medida por las visas humanitarias que se venían promoviendo con la política de puertas abiertas. Sin embargo, atrás de dicha política, se encuentra el fenómeno intervenido por grupos delictivos dedicados al tráfico de migrantes, que obtienen cuantiosas ganancias integradas por redes criminales que están involucradas, incluso, sectores comerciales en México que se benefician con el tránsito de migrantes.

En la opinión de José Martín Carmona Flores, director general del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes, manifiesta que la capacidad de los albergues de Tamaulipas está sobrepasada y que ello mantiene a cientos de migrantes en los puentes internacionales, en calles y en “casas de seguridad” de coyotes bajo la promesa de pasarlos al otro lado. En este sentido el titular de la dependencia opina que al haber pasado de una política amiga de “visas humanitarias” que prometían educación, salud y trabajo” con el programa “Estás en tu casa” de Peña Nieto y la política de “Puertas Abiertas” de López Obrador al giro brusco actual. Éste se expresa en la abierta persecución de migrantes que actualmente arroja ya la cantidad de 550 mil migrantes retenidos y aprendidos.