De acuerdo al artículo publicado ayer en El Financiero: (…) Este mes será el último en el que podrás incorporar en tu presupuesto un precio fijo en tu consumo de gasolina. A partir de enero de 2017 los precios podrán cambiar, no sólo diario, sino más de dos veces en un día, según la estación en la que decidas cargar, ya que los precios estarán liberalizados en el norte y luego en el resto del país.

Aún sin liberalización, se estima que el precio por litro de la gasolina podría subir entre 8 y 13 por ciento en 2017, por lo que la “cuesta de enero” podrá ser más pesada que años previos.

De acuerdo con diversos cálculos, la gasolina Magna y Premium podría cotizarse en enero de 2017 en 15.05 pesos y 15.98 respectivamente, desde un precio actual de 13.98 y 14.81 pesos, cada una (…) Fuente Sergio Meana. El Financiero. 6/12/2016.

Este golpe vendrá a ser la última piedra de la reforma Energética, en nuestro país rara vez cuando se aplica la política neoliberal de precios al «libre juego de la oferta y demanda», se observan que los precios bajen.

Es una costumbre mexicana de los empresarios que siempre presionen los precios a la alza, lo único que no sube en México son los salarios reales. Por ello se reconoce que estos han perdido más del 70% de su poder adquisitivo en las ultimas cuatro décadas.

Ya podremos ver que la inflación se disparará en 2017, será difícil mantener los márgenes actuales menores al 3% anual de inflación.

Esto gracias a la caída continúa ya por más de dos años del precio del petróleo mexicano, la constante pérdida del tipo de cambio del peso contra el dólar. Además se presionará la economía con bajas estimadas de exportaciones y aumento crónico del déficit comercial que se ha estado acentuando.

La última amenaza más difícil de afrontar será lo que pase en enero cuando se sepa finalmente el trato que ofrezca Donald Trump contra los envíos de remesas de migrantes a través de remitentes monopolicos como «Western Unión».

La inversión extranjera también se estará presionando a la baja ante el temor de medidas fiscales de impuestos de importación cercanos al 35% de mercancías provenientes de empresas norteamericanas desde EUA.

Todo este paradigma económico nos prepara para la vuelta al modelo de sustitución de importaciones con fomento a exportaciones diversificadas hacia otros países distintos a EUA.

Solo podría bajar la presión a estas amenazas, si Trump reconsidera su actitud contraria al TLCAN. Quiere decir que la esperanza sea que se opte por renegociar y no cancelar el mismo. Además que sea en términos equitativos y no imperativos con la lógica de la política del más fuerte. Que seguro que es la qué pasa por la mente del loco del nuevo Presidente de EUA.

En fin nos tocara seguir amarrándonos en cinturón, y seguir viendo cuando suelten la recuperación real del poder adquisitivo. Pero eso sería soñar y ya perdí la capacidad racional de conciliar el sueño en este país de violencia, corrupción e impunidad …