Sa-Nakht, un faraón de la tercera dinastía del antiguo Egipto, puede ser el gigante humano más antiguo conocido, según un nuevo estudio de egiptólogos del Instituto de Medicina Evolutiva de Zúrich, informa el portal revista Live Science.

Los mitos antiguos y modernos abundan en historias de gigantes, desde las leyendas nórdicas sobre gigantes de fuego (o muspeli), que residían en un mundo de calor y fuego, hasta los Titanes que lucharon con los dioses en la mitología griega antigua.

Sin embargo, en realidad, los gigantes son más que mitos: el crecimiento acelerado y excesivo puede darse en humanos cuando el cuerpo genera demasiadas hormonas del crecimiento. Cuando esto se da, hablamos de la enfermedad conocida como gigantismo.

Precisamente esta enfermedad, que desembocó en un crecimiento excesivo de sus huesos, era lo que padecía el antiguo faraón egipcio Sa-Nakht, que vivió alrededor del siglo XXVII a.C.

Después de estudiar el esqueleto del monarca, descubierto en 1901 en una tumba cercana a Beit Khallaf, los científicos descubrieron que este alcanzó una altura de 1,98 metros, mientras que aquella época un egipcio promedio medía unos 1,70 metros de altura, según el coautor del estudio, Michael Habicht, de la Universidad de Instituto de Medicina Evolutiva de Zúrich.

 

Como suele ocurrir con los miembros de la realeza, los faraones del antiguo Egipto estaban mejor alimentados y solían gozar de mejor salud que los plebeyos, por lo que se podía esperar que alcanzaran una mayor altura. Sin embargo, hasta hace poco el faraón más alto conocido era Ramsés II, que vivió más de 1.000 años después de Sa-Nakht, y este medía solo unos 1,75 metros de alto, explicó Habicht.

El estudio concluye que Sa-Nakht probablemente tenía gigantismo, lo que le convierte en el caso más antiguo conocido de esta enfermedad en el mundo, según los investigadores.