El frecuente deseo de ir a orinar, también conocido como vejiga hiperactiva, puede ser causada por cambios hormonales, enfermedades crónicas o, incluso, por el régimen alimenticio.

«Es una afección que no tratada llega a limitar el desempeño de las personas en las diferentes esferas de su vida», enfatizo el urólogo Mario Sandoval, especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, quien encabeza la Unidad de Trasplantes y Nefrología del Hospital de Especialidades.

Y es que el principal síntoma de este padecimiento es el frecuente deseo de orinar e, incluso, la pérdida involuntaria de líquido urinario (incontinencia).

Sin embargo, los anteriormente mencionados no son los únicos factores de desarrollo de esta enfermedad, también la hiperactividad vesical incluyen lesiones a nivel de la columna, así como procesos inflamatorios de órganos o estructuras cercanas a la vejiga, como la hiperplasia o agrandamiento de la próstata.

Una persona regularmente debe ir a orinar cada tres horas y cada riñón producir cerca de 50 mililitros por hora, aunque la alimentación, el clima y la ingesta de líquidos pueden modificar esto.

En las personas con hiperactividad de vejiga, la velocidad de llenado y vaciado de dicho órgano cambia a grado tal de que «si no hay un baño cercano, apenas alcanzan a llegar o inclusive llegan ya mojados», comenta Sandoval.

Explicó que los pacientes crónicos como los diabéticos y los hipertensos, en función no solamente de su patología, sino de los medicamentos que deben de tomar para el control de dichas enfermedades son especialmente proclives a desarrollar vejiga hiperactiva.

Agregó que los medicamentos antihipertensivos, provocan un efecto de laxitud en el cuello de la vejiga, donde se une a la uretra (conducto por el que sale la orina), de manera que ante cualquier esfuerzo pequeño como toser, por ejemplo, suelen tener salidas involuntarias de orina.

Por otro lado el alcohol, el picante e incluso los frutos secos como las nueces, al ser irritativos de la vejiga, así como las infecciones de vías urinarias también pueden provocar en la persona hiperactividad vesical.

Personas ansiosas, depresivas o bien en fase de perimenopausia, son también muy susceptibles a desarrollar hiperactividad vesical, por lo que para llegar a un diagnóstico de la enfermedad se requiere de un interrogatorio acucioso además de estudios de laboratorio y ultrasonido pélvico, dijo el médico.

El tratamiento que generalmente es farmacológico, depende del origen de la hiperactividad de manera que atacando el origen, el problema se resuelve, aunque en otros casos, en que la molestia persiste, se recurre a la aplicación de toxina botulínica (botox), que por su efecto paralizante, reduce el movimiento excesivo de la vejiga.

Lo importante, señaló el médico, es que si la persona nota cambios en su frecuencia y urgencia al orinar, debe buscar atención médica inmediata para evitar que la enfermedad avance y que no sólo le implique un problema de salud, sino que lo aísle familiar y socialmente.